sábado, 1 de mayo de 2010

Realidades Docentes

Estas reflexiones no hacen referencia a ningún estudio serio, científico o académico. Son una revisión absolutamente personal de pensamiento desde mi propia experiencia.

Para nadie que viva en esta tierra de gracia son un secreto las peculiares características que enmarcan la realidad del docente:
Realidades sociales, donde se ha visto de manera progresiva un descenso en la escala valorativa cultural de la profesión, desde la percepción del maestro como autoridad moral de la comunidad, muy respetado por todos, hasta llegar a ser un simple cuidador de niños al que no hay que hacerle mucho caso porque, total, es alguien que gana mucho por hacer nada. (Noten que subrayé mucho)...

Realidades económicas, que expresan tristemente una merma en la calidad de vida de profesionales universitarios, en la carrera más larga de todas, porque nunca se acaba de estudiar, aprender, investigar... Y aún con postgrado, doctorado, y los congresos y talleres que se quiera, el sueldo es el mismo (una miseria) y ... sigues siendo maestro, una palabra que antes significaba estatus y hoy practicamente es una "raya", para cualquier persona, profesional o no, que prefieren ser obreros o secretaria antes que MAESTRO.

Realidades académicas, que reflejan cómo en los institutos de educación superior y universidades, el índice requerido para ingresar a esta carrera es el mínimo... en realidad es donde pueden ingresar aquellos que no pudieron estudiar otra cosa. Sin vocación, sin habilidades pedagógicas que no se aprenden, sino que se poseen. Y luego llegan a las instituciones educativas sin saber que hacer, sin las herramientas necesarias para dominio de grupo, para motivar a los estudiantes a ser constructores de conocimiento, sin la creatividad para propiciar ambientes de aprendizaje colaborativo, sin la capacidad para promover situaciones que lleven a los estudiantes a alcanzar el aprendizaje significativo... Sí, suena duro, pero ser MAESTRO no es sentarse 8 horas en un escritorio a hacer dictados o a vigilar que los alumnos copien del libro...
Desde cierto punto, se entiende el por qué de la triste valoración actual de nuestra profesión. Y me pregunto ¿Dónde están los maestros?

Realidades éticas. Una cosa es ser maestro y otra, tener un empleo en una escuela pública.
Un maestro lo es en todo lugar, dentro de la escuela (así sea pública) o fuera de ella y le gusta enseñar. Vive todo el tiempo haciendo algo que le apasiona, y de paso le pagan por eso, sí, una miseria, pero total, así no le pagaran enseñaría porque es su pasión.
Por otro lado, tener un empleo de maestro en una escuela pública es lo peor. Tener que aguantar más de 30 niños que no hacen nada de caso pero sí mucho ruido, aguantar a sus representantes, a la directora, a los compañeros que se la pasan trabajando de más...y por una limosna que es lo que pagan aquellos que te contrataron y que te exigen todos los días más papeles, más informes, más recaudos...

Y desde estas realidades respondo:
Aquí estoy. Respondo con orgullo a la pregunta, no sentada ante un escritorio, sino investigando, creando, propiciando, motivando... a que los alumnos aprendan por sí mismos y construyan el conocimiento que hará posible que realmente sean los futuros constructores de la sociedad.
Habemos maestros. Y somos bastantes. Gracias a Dios hay varios en nuestra escuela. A ellos mis saludos y respetos.
Ganamos muy poco. Sufrimos las inclemencias de los malos tratos por parte de estudiantes que no reconocen la autoridad moral de nadie que no venga del mundo del espectaculo, videojuegos o internet, de representantes que consideran que cualquiera puede ser maestro, que es una profesión de segunda, y de compañeros a los que no les gusta que otros trabajen porque les reflejan su propia realidad de que no son maestros sino que son trabajadores con un empleo mal pagado.
Respondo con la esperanza puesta en un presente de lucha por una educación de calidad, constructora de conocimiento y de espacios para el intercambio colaborativo de experiencias de aprendizaje que redunden en un mejor país, donde el MAESTRO sea autoridad moral por su trabajo incansable, sea bien pagado, y la carrera docente esté en el corazón mismo de la sociedad. En fin, sueño con el respeto, con mejores condiciones de vida y con espacios para el crecimiento profesional.

3 comentarios:

  1. Lei tu artículo, muy bueno por cierto, y lo senti, hoy particularmente, muy cercano; que triste es encontrarse y toparse con esa realidad a diario y tan de cerca, saber que hay en nuestro medio "trabajadores con empleos mal pagados", como tú muy bien los defnes, que dejan ver ante la sociedad un contexto diferente de lo que realmente somos los maestros.
    Por un momento crei que esos empleados del Ministerio, con sueldo pésimo, eran mayoria y me derroto el pesimismo, ahora después de leer el último párrafo, opino igual que tu y esque somos una muestra de que si hay maestros de verdad, que si quedan y siguen luchando por demostrarle a la sociedad y hasta a los compañeros que vale la pena ser maestro y que es un orgullo ejercer esta profesion en tiempos donde serlo es un deporte de alto riesgo.
    lo mejor de todo es poder contar con la calidad de educador que eres, es tenerte como compañera y es ver en ti que hay esperanza y que si se puede. Que orgullo tenerte en nuestra escuela Gracias por tus palabras y por estar...¿Sabes?... yo también soy MAESTRA y estoy orgullosa de serlo y seguire dando lo mejor de mi por una educacion de calidad.

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  2. Gracias por leerme, mae... je je
    Bueno, ahora te toca. Espero tu artículo.

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  3. Mae esta es una excelente reflexion y coincido contigo en las realidades de nuestra profesion. Pero aun cuando nuestro trabajo no sea valorado por muchos, considero que la satisfaccion nos llega cuando esos muchachos que pasan por nuestras manos en el transcurso de un año escolar nos ven con aprecio, nos quieren y nos respetan , aunque no sean todos., pero esos pocos que lo hagan marcan la diferencia y nos hacen sentir que almenos por ellos nuestro trabajo en el Aula valio la pena y no solo por el cariño que nos muestran despues, sino por ver ver tambien sus progresos fuera de nuestra institucion. Aqui tambien estoy para decir presente a nuestra hermosa valor , porque somos nosotras las maestras y maestros los que ponemos un granito de arena para formas ciudadanos con valores para nuestra sociedad. Y eso me hace sentir orgullosa de ser MAESTRA.

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